lunes, 13 de octubre de 2008

Prometí regresar, y ahora cumplo la palabra empeñada

Un estruendo ensordecedor
amenazó cada uno de los tímpano
de los distraídos transeúntes
de una ciudad que perecía
en el letargo de una autoimpuesta
y característica mediocridad.

El corazón venció la inercia
de tantos días de desaceleración,
que ruido más ensordecedor,
tropecé otra vez,
otra vez la misma piedra,
que me hace caer estrepitosamente
y luego dulcemente me levanta.

Algo no humano me liga
a ese peñasco
que me provoca miedo
y que me atrae como un imán.
y aquí me tienes otra vez
rendido a tus píes
o junto a mis viejos y cansados pies.

No se si será para tumbarme de nuevo
pero aquí me tienes,
quizá sea el destino
pero cada vez que alejo de ti
mis negros y pesados calzados,
los caminos de un laberinto
al que me había rehusado,
me despiertan cuando se hace ruido,
porque contigo otra vez he tropezado.

No hay comentarios: